Había una vez unos reyes llamados Juanillo y Elenilla. Los dos tenían mucho flequillo. Perdieron su anillo de casados, el rey buscó en su bolsillo y no estaban, la reina buscó en su silla de comedor y tampoco estaba…
Llegaron las dos del mediodía y se pusieron
a comer su bocadillo de chorizo y se fueron a la camilla a dormir. Al día
siguiente, fueron a la buhardilla del castillo y se dieron una sorpresa porque
su anillo estaba allí y lo celebraron con un beso de amor.
Había una vez unos reyes que se llamaban
Juanillo y Elenilla, tenían flequillo y eran los reyes de Francia. Habían
perdido un anillo muy valioso y estaba en poder de los Estados Unidos. Entonces
los reyes de Francia ordenaron a sus ejércitos salir de sus castillos e ir en
busca del anillo.
Llevaban bocadillos para no pasar hambre,
pero un soldado se enfermó, lo sentaron en una silla, se desmayó y le llevaron
en una camilla hasta una buhardilla y allí se recuperó.
Finalmente, el ejercito francés logró traer
de vuelta al anillo y los reyes Juanillo y Elenilla se pusieron muy
contentillos.
Había una vez un niño y una niña que se
llamaban Juanillo y Elenilla, que querían viajar a la edad de los castillos,
entonces subieron a la buhardilla de su piso. Querían irse al pasado y le dijo
Elenilla: “tráeme una goma, que con el flequillo no veo” y Juanillo le dijo
“vale, ahora te la traigo. Toma, tengo una en el bolsillo”.
Bajaron a comerse un bocadillo y unos
ladrones se llevaron la máquina en una camilla pero no funcionaba así que la
tiraron. Los niños subieron y se sentaron en una silla muy enfadados. Para
dejar de estar enfadados cogieron un telescopio y se pusieron a mirar el anillo
de Saturno. Dejaron de estar enfadados y se fueron a sus camas.